viernes, 19 de agosto de 2011

A las armas



Hay muchos tipos pero, por definición, un arma es un instrumento utilizado con la finalidad de atacar, de infligir daño a un contrincante hasta provocar una situación de superioridad que permita subyugarlo ante nuestra voluntad. Huelga decir que no siempre tienen que hacer sangrar, herir o matar, que segar la vida, a veces basta simplemente con cambiarla.

Existe una suerte de sutileza combativa que, como la música que se escucha desde lejos, se cuela dentro de nosotros de manera suave, sin provocar heridas, incluso haciéndonos disfrutar. Lo que en un primer momento es utilizado como un arma contra nosotros termina siendo un instrumento que nosotros mismos aprendemos a usar casi por instinto. Y es que resulta maravilloso comprobar cómo la vida gira y gira cambiando las tornas y cómo el que en ocasiones se nos presenta como un enemigo, o un verdugo, termina siendo un amigo que nos ayuda.

Tendemos a ir de frente contra los muros, dispuestos a estrellarnos contra ellos sólo por creernos en posesión de la verdad y eso duele muchas veces, nos causa más heridas que las armas que creemos que usan contra nosotros. Cuanto más convencidos estamos de lo que decimos, menos aceptamos las opiniones divergentes del resto y con esto vienen las trifulcas, a veces dialécticas y a veces no. Con esto me refiero al fanatismo, a la fe ciega sin capacidad de revisión. No hablo tampoco de esa lógica irritante, respondona y repelente de la que a veces hago gala y que hace cerrarse en banda a aquellos que están convencidos de algo, pero sí de la capacidad crítica de dudar de todo lo establecido, aunque sea lo que nosotros creemos 'a pies juntillas'.

Vivimos una época de sordera individual y colectiva. Siendo que la gran mayoría tenemos las aptitudes mínimas para poder escuchar, no hacemos alarde de ellas. Igual es que el orgullo o el dogmatismo inculcado nos invade las trompas de eustaquio y los nervios ópticos, inutilizándolos. O peor aún, no estamos sordos, estamos mentalmente bloqueados. Nuestros cerebros no atienden a los estímulos que no nos son afines y que no refuerzan nuestra línea de pensamiento.

Por eso grito: A las armas. A las verdaderas armas, las del pensamiento. Las que son capaces de convertirnos en peligrosos. Y no me refiero tener la capacidad de hacer daño al resto, porque esa la poseemos todos, por definición. El ser humano es tan frágil que cualquiera puede ser dañino para el resto hasta el punto de segarle la vida.

Las armas de las que yo hablo son las que nos hacen pensar. Las que nos convierten en un estorbo, en un verdadero peligro para los que de encargan de perpetuar un sistema que nos aliena y nos hunde en el desinterés, convirtiéndonos en estómagos agradecidos, que cada vez se conforman con menos. Dando gracias por llegar a duras penas al día de cobro del siguiente mes, distraídos con una televisión deleznable, pseudoinformados por medios que ocultan la verdad bailando al son de los intereses económicos y haciendo campaña descarada para convertir en vergonzante cualquier acto de libertad que vaya en contra del discurso establecido que nos mantiene dóciles y encorsetados.

El principal activo del humano como especie es su cerebro. La capacidad de aprendizaje es lo que nos ha hecho sobrevivir a lo largo del proceso evolutivo. Esa es nuestra baza. No podemos permitirnos ser unos ignorantes acomodados, seducidos por el entretenimiento vacuo que nos mantiene inmóviles ante los abusos y serviles a un sistema que nos devora como mercancías o recursos.

Los libros, los documentales, los ensayos, los artículos, etcétera, son instrumentos que tenemos la obligación de utilizar para poder convertirnos en gente peligrosa para los que abusan de nosotros de manera institucional. La necesidad de estar despiertos, de saber lo que realmente está pasando, de no creer el discurso oficial a pies juntillas y de rebelarnos contra los que nos manipulan, engañan y se aprovechan de nosotros, sin un ápice de arrepentimiento, es cada vez más acuciante.

Resulta preocupante, es más, da miedo, ver como cada vez el acceso a la cultura es más restringido para la gente sin recursos. Primero los recortes en educación, las constantes reformas del sistema que lo convierten en un generador de analfabetos funcionales con capacidad para leer y escribir (y a veces ni eso) pero sin un mínimo de capacidad para el pensamiento crítico. Después la constante queja de los aspectos económicos deficitarios de la educación universitaria (sugiriendo sutilmente la privatización del sector) sin tener en cuenta que los beneficios de este sistema educativo no tienen que ser económicos a corto plazo. La educación no tiene que crear superávit por sí misma, genera otro tipo de riquezas. Por último, las iniciativas para privatizar la gestión de las bibliotecas. Lo que en EE.UU. ya es una realidad, en España comienza a resonar como el rumor de un río.

Vivimos en la era de la información. Internet es una grandísima biblioteca en la que encontrar documentación sobre casi todo. Oficial y no oficial, opiniones de infinidad de gente a favor y en contra de lo que sea. Una oportunidad de desarrollar nuestro sentido crítico para comprender las realidades completas, no sesgadas o pobremente encuadradas. Sólo hay que tirar del hilo.

Y cuando los gobiernos comiencen a alegar cuestiones de seguridad, que es lo que alegan siempre para destrozar libertades informativas y de expresión, para poner vedas y restricciones a Internet (cosa que harán a raíz de la cortina de humo Wikileaks), sabremos que ha llegado la última fase de una mordaza que siempre se intenta imponer para controlarnos: la ignorancia y el miedo.

No se lo permitamos, a las armas.

martes, 9 de agosto de 2011

Verano al Sol y protección solar




El Ministerio cambió de Ministro y con él de registro. Si bien Rubalcaba no quiso mancharse las manos de cara a la carrera presidencial (no porque no estuviera deseando disolvernos a hostias), su sustituto, el señor Camacho, la 'ha liao parda'.

'Con dos cojones', debieron pensar él, y la delegada Carrión, ante el intento de las personas (me niego a llamarles 'indignados') que volvieron a Sol durante estos días. No bastó con impedir el acceso al mítico lugar madrileño, como si de un acto dictatorial o un estado de excepción no declarado legislativamente se tratase, tenían que sacar a cazar a los perros, porque tanto tiempo esperando con las cadenas puestas ya era demasiado y empezaban a impacientarse.

La cosa es que cargaron, y la cagaron. Igual es que entre 'perroflauta' y 'perro del Estado' prefiero lo primero, pero eso ya es cosa mía, supongo. Conclusión: 20 heridos (7 de ellos policías, como se empeñan en decir en los medios. Ni que eso les hiciera más persona que al resto). ¿Heridos dónde, en el orgullo? Porque llevaban escudos, cascos y porras. ¿O es que un arañazo ya es ser herido leve? Y mientras personas (no perros obedientes) con la cabeza sangrando.

Podría ser que el bombardeo previo con aviones de papel les dolió tanto que necesitaban resarcirse. Ahora nadie tiene la responsabilidad. Unos “obedecían órdenes de otros” y los otros “no les habían dado órdenes a los unos”. Y mientras tanto, la televisión ha tenido que hacer caso de una puta vez a lo que estaba pasando. Porque señores y señoras, manda huevos que para seguir informativamente todo esto se tenga que recurrir a una televisión latinoamericana.

“Doscientas personas no pueden paralizar una ciudad como Madrid” decía Rubalcaba. Teniendo en cuenta que los efectivos de antidisturbios estaban cifrados en 600 según la mayoría de los mass media (seguramente serían más) no me salen las cuentas, señor candidato. Hubiéramos tocado a 3 agentes por persona, creo que más que suficiente para reducirnos, apalearnos o matarnos, llegado el caso.

Es como cuando El Mundo dice cientos, que en realidad somos cientos, dependiendo de cómo se cuente, pero obviando que muchos cientos son miles. Esta insignificante ley de proporción matemática se lleva aplicando durante todo el movimiento 15M. No es que me moleste que lo ninguneen, porque eso da una visión muy clara de cómo tienen de apretado el culo, pero ya es una cuestión de honestidad, señores.

Lo de estos últimos días no es por la visita del Papa, no. Es por no quedar mal en ella. No se si viene en calidad de Jefe de un Estado irrisorio, o de líder eclesiástico haciendo una aparición financiada en parte por un Estado autodefinido como laico. Y ante el miedo al bochorno que supondría que nos comamos crudas a las juventudes católicas les entra el canguelo a los dirigentes españoles.

Bueno, en esto ya llega el surrealismo en plan exacerbado. Primero un comunicado del SUP (Sindicato Unificado de Policía) diciendo que no pueden hacer frente al movimiento, que les parecen legítimas sus protestas, pero que cuiden las formas. La misma noche, las cargas policiales en Madrid. El día siguiente directamente se abre el acceso a Sol de nuevo. Quizá las reacciones empiezan a hacer temer que a la gente le de por tirar piedras y palos en lugar de aviones de papel.

Después viene lo de Málaga. No voy a ahondar en este tema pues ya han corrido ríos de tinta tanto de un lado como de otro. Pero vamos, que siguen encumbrándose.

Hablaba el otro día con Rubén, un amigo que suele tomar cervezas en esta tasca y un habitual de las protestas. El planteamiento venía siendo el mismo en ambos. Intentar explicarles de manera calmada y respetuosa a los antidisturbios que no tenemos miedo, que no vamos a retroceder, y que si se empeñan ellos (o sus jefes) en proteger a las élites del sistema en lugar de al pueblo al que se deben, vamos a ser muchos más de los que creen los que estaremos encantados de hacer saltar sus cascos y sus escudos quebrarse. Y que nos crean por su bien, porque somos muchos más que ellos. Esto no es una amenaza, ni mucho menos. Creo que el término técnico es un “uso razonable de la fuerza disuasoria”. (Eufemismos sabemos usar todos. Gobiernos de turno y mass media: apúntenselo).

Y en esto coge Londres y estalla, se quema, arde... London's on fire! Y claro, las empresas, la UE, los organismos supranacionales y los mercados internacionales, se acojonan. Resulta que sólo son vándalos que llevan a cabo saqueos. Nadie viene a explicar la desigualdad social que tiene lugar en la principal capital bursátil europea. Nadie dice cómo mientras se gasta una cantidad de dinero público ingente en infraestructuras para los JJ.OO. de 2012, se aumentan exponencialmente las matrículas universitarias, negándole así estudios superiores a las personas que no puedan costear lo que en España costaría una universidad privada, por poner un ejemplo de dominio público en cuanto a los recortes sociales producidos en el Reino Unido durante el último año. Nadie se refiere, por supuesto, al número de personas que han muerto en dependencias policiales en los últimos años, o por el uso de la fuerza de los cuerpos de seguridad británicos.

De la misma manera, oigo en los informativos de Cuatro que la saga de videojuegos GTA podría haber alentado la respuesta violenta de la población y que el servicio de mensajería de Blackberry hace que para la policía sea imposible anticiparse a la coordinación de lo que los medios ya califican de movimiento criminal totalmente organizado. Vale, ahora entiendo por qué saqueaban las tiendas de electrónica: necesitaban Blackberrys para organizarse y Play Stations para entrenar. Está clarísimo.

Mientras tanto, en España nos pegan y nosotros seguimos llevándoles clavelitos blancos a los señores policías, que al fin y al cabo, sólo hacen su trabajo. Y es que somos una 'revolución pacífica'. Y una mierda revolución. Somos el producto de un bienpensantismo de carácter progre que supedita nuestras protestas al mero nivel de cosquillas institucionales. A veces ni siquiera eso, puesto que como ha quedado demostrado por la cobertura informativa, para saber uno algo de lo que estaba pasando en Sol a tiempo real, se tenía que conectar vía Internet a una televisión venezolana.

Y es que mientras el sistema no se sienta realmente amenazado, mientras el ritmo de vida de las élites no se vea en verdadero peligro, mientras no tengan más cojones que escucharnos, por las buenas o por las malas, porque no les quede más remedio, aquí no hay 'tu tía' señores.

Por cierto, y como último apunte al margen. La Comunidad de Madrid aumenta un 50% las tarifas de transporte público urbano mientras que a los apuntados a las Jornadas Mundiales de la Juventud les ofrecerá un abono con un descuento del 80%. Con dos cojones.


Dimitri Ryznard.

miércoles, 8 de junio de 2011

Rebajas de verano (o De cómo presionar a gobiernos no afines para comprar sector público a precio de saldo).



Leí ayer en la prensa como la victoria de Humala en las presidenciales de Perú ha acarreado una caída de la bolsa de Lima de entre el 8% y el 13%, dependiendo del medio consultado. Es más, el parqué peruano tuvo que ser cerrado tres horas antes de lo habitual para intentar contener la sangría de valores que se estaba produciendo motivada por los mismos de siempre.

Pasemos a analizar las razones de la caída provocada de la bolsa de Lima, que si bien son evidentes, no está de más hacer patentes en este artículo. En primer lugar, los medios califican a Ollanta Humala como un líder de carácter nacionalista y alineado con la izquierda. En muchos casos no se han hecho esperar las referencias, explícitas o implícitas, a su sintonía con Chávez que, como todos ya sabemos, es el demonio en persona y un dictador. La comparación es, de todos modos, un error de bulto, ya que el Humala se identifica quizá más con Lula que con el líder bolivariano.

En cuanto a Chávez, pasemos por alto que es un presidente electo, es un dictador y punto. Si lo dicen los medios de comunicación occidentales, a la fuerza tiene que ser verdad, ya que son totalmente independientes de los intereses económicos y su integridad y código deontológico les impiden mentirnos. Si esto no fuera así, adónde iríamos a parar, por favor.

En esta tesitura podemos entender perfectamente por qué esos demiurgos políticosociales situados por encima del bien y del mal, conocidos como mercados, no confían en Humala. Está claro que es mucho mejor para gobernar un país latinoamericano la primogénita de un asesino como Fujimori. La mano dura ejercida sobre la población siempre ha tranquilizado mucho a los poderes económicos, eso no es nuevo.

Sólo quiero hacer un pequeño apunte antes de volver al tema central que nos ocupa. De todos es sabido que la financiación de la trayectoria académica de Keiko Fujimori representa una más de las opacidades del gobierno de su padre. Ya no sé si comprobar que la posibilidad de corrupción es patrimonio de toda la clase política a nivel mundial, y no sólo de la española, es algo que me tranquilice o que me enerve aún más.

Volviendo al asunto, los señores mercados manifiestan ahora su falta de confianza en el gobierno de Humala, ya que creen que pueda alterar el modelo económico actual de Perú, conduciéndolo hacia la nacionalización de empresas privadas, algo deleznable para los neoliberales sin escrúpulos que adoctrinan con la desregulación de los sectores estratégicos como la única fórmula posible de prosperidad económica. De prosperidad para ellos, evidentemente.

Por eso no dudan en agitar la bolsa de Perú y hacer caer sus valores por encima de un 10% hasta que Humala no agache la cabeza reconociendo que va a plegarse a sus exigencias internacionalistas, favoreciendo una economía 'de mercado' y de sectores privados. Como el equipo financiero del gobierno aún no está formado, no dejarán de presionar el cuello de la economía peruana con su bota hasta que estén seguros de que otro país latinoamericano no va a girar hacia la izquierda.

De este modo son los propios empresarios del país los que presionan a Humala para formar un gobierno cuanto antes. Uno que, evidentemente se pliegue a sus necesidades y exigencias y les permita seguir desarrollando su actividad tranquilamente en una economía de mercado adecuada para los grandes capitales.

Lo mismo ocurre en el resto del planeta. Una de las quejas principales de los indignados, o como coño nos quieran llamar, a nivel mundial es esa. ¿Para qué votar en unas elecciones, si finalmente gobiernan los mercados? Volvemos a 'El Engranaje', de Jean Paul Sartre, en el que se ve como los poderes fácticos aprietan y ahogan hasta conseguir doblegar la voluntad de estados enteros.

Los movimientos de capitales en los mercados especulativos hacen tambalearse países enteros. Desde estos se promueve la asfixia de los estados que pueden suponer un mayor problema para las tendencias neoliberales. El asunto es fácil: hundimos a un país mediante la especulación, lo rescatamos, por el camino nos aseguramos su servilismo basado en los intereses de la deuda y, ya de paso, compramos baratas sus empresas públicas de sectores estratégicos. Del mismo modo, aduciendo la falta de liquidez de las arcas estatales, desinvertimos en necesidades cubiertas por el sector público y creamos un nicho para empresas privadas que, evidentemente, pertenecerán a los grandes capitales mencionados anteriormente. Eso es un 'melocotonazo' y no La Mandanga del Fary.

Realizando un análisis de situación motivado por la crisis financiera que atravesamos me atrevo a decir lo siguiente, por conspiranoico que suene. Desde mi punto de vista, este episodio no es más que un movimiento orquestado para expoliar los recursos públicos que quedan, así como para comprar a precio de saldo las propiedades de las personas 'normales' y, convertirlas cada vez más en esclavas de la economía de crédito.

Como hecho ilustrativo de esta teoría podemos referirnos a la prensa de los últimos días, en la que se ve como el gobierno griego ha vendido otro 10% de su operadora de telecomunicaciones nacional OTE a DT (Deutsche Telekom). Lo curioso de esta venta es que se produce prácticamente a precio de saldo, como reflejan varios medios de prensa especializada en economía. No es raro, ya que Alemania es el principal benefactor de Grecia y la que ha autorizado su rescate económico. (¿Nos va sonando de algo este patrón?) Así pues, una empresa alemana controla el 40% de un servicio de carácter estratégico griego, mientras que al gobierno de ese país sólo le queda un 10%, que será probablemente vendido en los próximos meses.

Vemos de este modo, como el país que representa una mayor fuerza de protesta en toda la zona euro es, curiosamente, el que atraviesa una crisis más acuciada, el que más agobiado está por acreedores extranjeros y más castigado por las agencias de previsión económica y la prima de deuda. Se somete económicamente mediante la especulación de los grandes capitales y los mercados internacionales a todos aquellos países en los que su masa social es incómoda y se trata de rebelar contra un sistema estructuralmente esclavista.

En lo referente a España, en este caso, podemos hacer un seguimiento del goteo informativo relacionado con la prima de la deuda española para darnos cuenta de la estrategia a seguir. Agencias de calificación como Moody's, que curiosamente forman parte del mismo sistema financiero que nos ha metido en esto, colocan la prima de riesgo española como una de las peores de la zona euro. No podemos olvidar dos cosas: Esta es una agencia privada, con intereses privados que poco tienen que ver con el bien común. Además debemos tener en cuenta que el factor 'miedo' ha sido el utilizado para forzar las reformas laborales y de pensiones, como ahora está pasando con la presión sobre Humala en Perú a cargo de los mercados.

Por otro lado, encontramos como curiosa la 'crisis del pepino'. Debemos tener en cuenta que en nuestro país la agricultura es un sector de un peso específico importante, máxime siendo 'la huerta de Europa'. Es de mala praxis que sin tener pruebas de ningún tipo, se culpe a vegetales de origen español del brote de una enfermedad causada por una bacteria que, casualmente es una cepa mutada. (A hablar de las farmacéuticas no pienso ni entrar en este artículo, pero vamos, aten cabos). Y lo más extraño de todo es que todo esto haya ocurrido justo después de la eclosión de un movimiento social como el 15M, la SpanishRevolution, o simplemente la indignación hasta el límite de una población harta de que nos tomen el pelo y encima nos digan que lo hacen por nuestro bien.

Vamos, blanco y en botella...

jueves, 26 de mayo de 2011

Un par de cosas sueltas.




Llegó el 22 de mayo y pasó por delante de nosotros sin ningún cambio a mejor. Porque cambios significativos sí que hubieron, entre ellos la capacidad del Partido Popular para aprovechar el descontento general y la desidia de unos votantes que, si bien marcaron la jornada por la abstención, terminaron por dar su brazo a torcer entregándole el control de municipios y comunidades a la derecha más rancia y castiza, la española.

Si la única oportunidad que tenemos para ejercer un voto de castigo sobre un Partido Socialista Obrero Español, al que de socialista y obrero no le quedan más que las siglas, es votar a la derecha (de manera directa o por omisión de nuestra responsabilidad de sufragio) estamos apañados.

Crecen por otro lado las opciones minoritarias, pero poco y de manera poco representativa. El Partido Popular barre en estas elecciones haciéndose con el control de la mayoría de comunidades y localidades.

Y es que el sistema electoral protege a los partidos y las candidaturas, no a los electores. En una situación que bien recuerda al Pacto del Pardo (1885), en el que Cánovas y Sagasta acordaron una gobernación basada en el turno rotativo. Curiosamente, en aquel momento también se protegió la continuidad de una monarquía, asunto del que hablaremos en otro momento.

El sistema legislativo que rige nuestras elecciones resulta extremadamente ilusorio. El sufragio universal es un término manido y se supone que uno de los grandes logros de la lucha por los derechos sociales, pero a la vez se convierte en una trampa de doble vertiente. Por un lado, una democracia sofista y demagoga basada en una mayoría no cualificada, aborregada y manipulada por los resortes comunicativos. Por el otro, el que hace la ley hace la trampa, y esta ley electoral fomenta el bipartidismo de manera salvaje, convirtiendo las opciones minoritarias en eternas candidatas a la nada. Amparados en la excusa de la gobernabilidad efectiva esquilman la posibilidad de cambio. Vivimos una pseudodemocracia basada en un sistema 'representativo pero no proporcional', que cada uno lo entienda como quiera o pueda.

Refiriéndonos al primer punto, no me posiciono en una meritocracia intelectual como vía de escape, puesto que la igualdad entre las personas sí que es un derecho básico universal, aunque ya no la respete nadie. Pero llegados a este momento viene al pelo resaltar la crítica de Platón a la mal llamada democracia, puesto que el poder no reside actualmente en el pueblo, sino en un sistema burocrático que da la falsa apariencia de capacidad de elección real.

En cuanto al segundo, relacionado con el primero, es en esta tesitura cuando un cambio de la ley electoral se hace más necesario, y así lo reivindican diferentes movimientos ciudadanos, además de algunos partidos (que evidentemente sólo quieren verse igual de favorecidos que los mayoritarios). La realidad es la siguiente, el sistema actual sólo permite que las candidaturas vengan presentadas por las fuerzas políticas, es decir, sometidas previamente a la aceptación y sistematización de una estructura política 'profesional'. Vamos, que viven de ello.

Las listas abiertas son el demonio, no sea que a la gente le de por creer en las personas en lugar de en unas siglas anquilosadas en el pasado y agarradas con uñas y dientes a sus poltronas. De este modo es como los integrantes de los partidos están dispuestos a vender su alma por conservar su cuota de poder y, además, tienen los medios para hacerlo.

Como primer ejemplo cabe resaltar el aumento de un 9% de la cuantía de las subvenciones para las campaña electoral previa al 22M, mientras que el resto de ciudadanos debemos “apretarnos el cinturón”. Por si esto fuera poco, no podemos olvidar que por ley tienen espacios reservados en la televisión pública, así como en las calles y programan mítines electorales en los que, cada vez más, se ofrece señal previamente realizada sin dejar que los medios busquen su propio material o una interpretación que no sea la buscada por los departamentos de telegenia de los partidos. (Como si los intereses de los mass media les permitiesen meter estopa a los partidos políticos, en fin).

Bueno, volviendo a la realidad asociada a las elecciones del día 22, sólo queda manifestar una cosa. El Partido Popular no tiene patente de corso a partir de su 'triunfo', espero que eso les haya quedado claro. Sus resultados positivos están en gran parte motivados por el desencanto de un gran sector de la población para con la clase política. Harían bien en no subestimar el poder del pueblo en este caso, ya que ha quedado claro que el nivel de indignación está en cotas históricas, y subiendo. Aún así, resultan deleznables los intentos por parte de varios de sus primeras espadas de apropiarse de este movimiento señalando que nuestras reivindicaciones son fruto de la gestión de Zapatero exclusivamente. Que no equivoquen a nadie, ellos también son el enemigo.

Del mismo modo cabe señalar que un partido presumiblemente socialista que lleva a cabo políticas más adecuadas para un pensamiento de derechas, es normal que desencante a cualquier votante que creía tener cimentados unos principios basados en la política como necesidad social, es decir, para mejorar la sociedad en su conjunto, no para enriquecer a ciertos sectores. En cualquier caso, la situación me recuerda un poco al final de El Engranaje de Sartre, en el que finalmente se ve cómo existen poderes fácticos que deciden directa o indirectamente por encima de los sistemas de gobierno aparentemente democráticos. Sólo que nuestra realidad es, que más que aceptar las intervenciones con resignación, se actúa en connivencia con dichas fuerzas, que resultan ser financieras y no militares, de momento.

En mitad de esta resaca post-electoral y puestos a subirnos al carro del surrealismo, tenemos que recordar que estas elecciones han batido el récord de políticos en las listas imputados por algún tipo de delito relacionado con la corrupción. De este modo llegamos a una situación en la que parece ser que se percibe la realidad como un 'que nos roben, pero que hagan algo', una apatía inadmisible puesto que se supone que la política es una voluntad de servicio público. Y en el sector público es donde más exigible es la competencia.

La política 'profesionalizada' se ha convertido en un negocio cuasi-familiar, de amiguismos y atropello institucionalizado de los derechos de la gente a la que gobiernan. Y lo peor es que los que se quejan desde formaciones políticas minoritarias es porque lo único que quieren es estar en igualdad de condiciones con las formaciones mayoritarias. Sienten que se les ningunea a ellos, pero nadie piensa que a los que se ningunea es a los electores.

No nos dejemos engañar por las declaraciones de Miguel Boyer, ex ministro socialista, que hace poco más de un año nos sorprendió diciendo “los políticos cobran poco y a este paso sólo vamos a tener analfabetos”. Si los políticos cobran poco, que baje Dios y lo vea. Porque me he hinchado de ver pancartas en las manifestaciones y concentraciones diciendo “Cobrar 600 euros al mes sí es violencia”. Un poco de cordura señores, o un poquito menos de desfachatez.

Y ya puestos vamos a hablar del sector privado, a colación de las declaraciones que el señor Boyer hizo en su día. Famoso es el caso de Eduardo Zaplana que tras hacer carrera en la política (y los negocios turbios) de la Comunitat Valenciana, fue nombrado consejero en Europa de Telefónica, una compañía privatizada durante uno de las legislaturas gobernadas por el Partido Popular. Un proceso en el que curiosamente, Villalonga y Aznar resultaron ser compañeros de clase (y no me refiero a la conciencia de clase, que también, ya que siempre fueron pudientes) en el colegio y amigos desde temprana edad.

Si escribo estas líneas referentes a la privacidad de los negocios es por dos razones claves. La primera es que el capitalismo privatiza los beneficios pero socializa las pérdidas, como hemos podido ver con las inyecciones de dinero público a la banca privada, sin que ello acarrease la nacionalización de las entidades afectadas.

Ya no es un rescate de empresas que produzcan bienes reales y fomenten el empleo, sino de las de un tejido que fomenta la especulación y que en conjunto sigue obteniendo beneficios insultantes. Si un sistema capitalista liberal fomenta la libre regulación del panorama empresarial y casi demoniza el intervencionismo estatal ¿por qué no se deja quebrar a estas entidades? (La respuesta no la voy a dar yo, bastante clara está. Si eres un pequeño comerciante o autónomo que lo pierde todo te dan por el culo. Si eres un financiero que ha hecho las cosas mal por pura avaricia, mereces ser rescatado).

En medio de todo esto encontramos empresas estratégicas españolas que siguen generando beneficios año tras año sin ser demasiado escrupulosas a nivel laboral. De este modo es como nos encontramos con el Santander, que es la empresa financiera más potente de la eurozona y que casualmente, cada vez externaliza más su modelo de negocio, basando más de la mitad de sus ingresos en América Latina y algunas otras economías emergentes. No es una tendencia única, ya que en la banca privada española esto es una realidad. Por encima del 50% de sus beneficios se focalizan en inversión fuera del país, convirtiéndonos en una unidad de negocio más. Imagen radiografiada de lo que se interesan por el beneficio común de la sociedad en la que nos ha tocado vivir.

Al hablar del sector financiero no podemos olvidar una cosa. Curiosamente, cuando España se ha visto agitada por oleadas de 'indignados' en muchas de sus capitales de provincias y ciudades significativas, el valor de nuestra deuda aumenta hasta límites históricos. Con esto quiero hacer ver que esto es como la famosa frase de Guerra: “El que se mueva, no sale en la foto.”

Es decir, que todo aquel país que ose ir en contra de los intereses de los mercados, será acosado por ellos de manera especulativa hasta hundir su economía. De esta manera serán rescatados y, teniendo en cuenta que la deuda a nivel individual es la esclavitud moderna, ¿qué podemos esperar de la deuda a nivel colectivo? Eso es algo que dejo en el aire.

Por otro lado, tenemos a Movistar (Telefónica), que en el año en el que se reparten dividendos de récord, no contentos con despedir a 6.000 personas, van a por las 8.500. como señala Ignacio Escolar. Recordemos, por lo del récord, que en un momento determinado esta empresa fue pública, y que se privatizó a dedo favoreciendo amiguismos políticos. Recordemos también que la infraestructura telecomunicativa española a nivel de red, pertenece a esta empresa (ahora a sus dueños privados, no públicos) y que, por tanto, ejercen derechos de explotación sobre el resto de empresas que ofrecen servicios de esta índole. Vamos, ya no es que jodan un sector estratégico mediante la privatización beneficiando de manera flagrante a los 'amiguitos' del Gobierno, es que ya se lo han montado para trincar pasta de todos lados convirtiendo una empresa pública en una máquina de hacer dinero para arcas privadas.

Después de ver la gestión de Salud y Educación llevada a cabo por el gobierno de desEsperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, en la que la Sanidad y Educación suponen las últimas fases del robo que se está llevando y que tiene como víctimas a los ciudadanos.

Aquí viene cuando la gente me degüella dialécticamente, pero bueno, ya estoy acostumbrado. Abogo de manera firme por la nacionalización de los sectores estratégicos como son: banca. energía, telecomunicaciones educación, sanidad, etc... Es impermisible que las élites en posición de invertir en sectores privatizados se lucren de manera brutal ofreciendo servicios que resultan necesarios. Más aún que puedan poner por delante la rentabilidad económica que la necesidad poblacional, siendo sangrantes los casos referidos a Sanidad y Educación. Seguramente vendrán las hordas de derechistas y de “progres bienpensantes” (gracias Nega), bueno, de derechistas, para decirme que estos dos servicios aún son públicos en España. ¿Empezamos a hablar de el favorecimiento de la educación privada y el copago (o repago) sanitario? Lo dejamos para otro día mejor.

Puestos a pegar un repaso a nivel general, y expuestos los casos empresariales, tendremos que hablar de los sindicatos. Aunque bueno, actualmente los mayoritarios operan como empresas. Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores tienen una eficacia nula en lo que la a la defensa de los derechos de los trabajadores se refiere.

No hablo del plano interno de cada empresa, donde muchas personas (no los sindicatos) se preocupan por intentar favorecer unas mejores condiciones de trabajo para sus compañeros. Aunque evidentemente, en este estrato también existe cierta lacra de individuos que no entienden que su función es más importante que el poder tomarse ciertas horas libres a lo largo de la semana. A lo que me refiero es que a nivel estatal, los sindicatos han vendido a los trabajadores a cambio de subvenciones y prebendas en connivencia con el gobierno desde que este país es mal llamado demócrata.

Urge pues, también, una reforma de la ley que regula la financiación de los sindicatos. Hasta el día en el que estos no se mantengan exclusivamente con el dinero procedente de las cuotas de sus afiliados, no empezarán a luchar por ellos. Es triste tener que capitalizar este asunto, pero a estas alturas está claro que esto es así. Del mismo modo, podríamos hablar de la regulación de financiación de los partidos, en lo legal y en lo ilegal. Porque denunciar la financiación ilegal institucionalizada, como se ha demostrado presentando una cifra inaudita de imputados en las listas electorales, es una obligación, pero no lo es menos arremeter contra la subida de las dotaciones y subvenciones para las campañas electorales que, se presupone, representan una financiación legal. Pero ilícita.

Y para concluir (ahora viene cuando me cuelgan del palo más alto) mi crítica hacia los movimientos sociales ciudadanos que se han formado en este pedazo de historia nombrado como 15M. Existen ciertos puntos que sería conveniente aclarar. En esto han tomado parte diferentes plataformas que no voy a pasar a enumerar. También otras, al menos en Sol, se han ido apuntando y subiendo al carro después de que germinase una semilla ciudadana de hastío y necesidad de cambio.

No entiendo los distanciamientos creados entre las propias plataformas queriéndose distinguir las unas de las otras. No se si es un intento de medirse las pollas a ver quién la tiene más grande, o es que de verdad las divergencias de criterios son tan insalvables. Desde mi punto de vista, lo bonito de todo esto es que se ha conseguido movilizar a la gente bajo un mismo sentimiento de indignación. No hagamos ahora que las cosas se derrumben por un 'quítame allá esas pajas'.

Del mismo modo quiero reflejar que en su afán por democratizar hasta el tipo de pan que es mejor para hacer los bocadillos que reparten de manera gratuita a los acampadores, han perdido la capacidad funcional. Sé que el funcionalismo es matar el alma humana en función de lo que se estima necesario y que, por tanto es otra forma de la capitalización de la persona, pero debemos entender que para poder luchar contra esto, tenemos que organizarnos de manera efectiva, tener capacidad de decisión y actuación real, y no debatirnos entre devaneos mentales que poco nos aportan a nivel efectivo.

En cuanto a lo que a comunicación se refiere, mejor ni entrar a hablar. Veo una ausencia total de comunicación institucional al margen de las portavocías, que en momentos determinados han cometido errores de bulto. El principal problema de esto es que, aunque estos errores se subsanen en las asambleas, las piezas mediáticas que aparecen son las que a ellos les interesan. He estado en Sol varios días acampando, o durmiendo en el suelo, porque no tengo tienda, y cuando intenté enterarme de por qué no se lanzaban comunicados oficiales al menos con las decisiones de las asambleas la respuesta fue “que no se querían usar los mismos métodos que ellos.” (fue la respuesta de una persona del mostrador de la Comisión de Comunicación, que entiendo que por “ellos” se refería a los mass media que han pretendido manipular todo esto desde el segundo momento, ya que en el primero ni siquiera le prestaron atención).

El caso es que si no comunicas, no existes. Y lo peor de todo, es que si existes y no comunicas tú, hay alguien que va a hacerlo por ti. Nos quejamos de la flagrante falta de ética que llevan a cabo los mass media a la hora de referirse a nosotros, pero no les damos nada que pueda refutar lo que ellos dicen. Entiendo que lo de institucionalizar la comunicación suena a demoníaco por la estructura actual de las plataformas que rigen, o quieren regir, o se apropian de la acción ciudadana bajo su bandera. Pero hasta el momento en el que se consigan cambiar varias cosas hay que luchar contra ellos con sus armas. No será por falta de profesionales concienciados con la necesidad del cambio social.

Por tanto, todos tenemos que estar muy atentos para ver qué hacemos y cómo lo hacemos. Como Dijo Íñigo Errejón en el programa de La Tuerka CMI de hoy se “asimila lo legal como legítimo” (o algo similar). Cuando la justicia no es justa, cuando la política no es 'poli', cuando falla lo que se supone que es básico, es hora de exigir un cambio.

Y na eso, que perdón por la chapa que os acabo de dar, pero es que era necesario...


Dimitri.

Pic: No se de quién es, pero se sale.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Sólo es miércoles



Las multitudinarias manifestaciones promovidas por Democracia real Ya tomaron las calles de distintas ciudades españolas de forma pacífica para mostrar la profunda decepción y la determinación de cambiar las cosas a mejor de buena parte de la sociedad. Los revolucionarios no eran esta vez imberbes y rastas, sino gente corriente de todas las edades que ya no digería bien las mentiras que los mandamases insistían en hacerles tragar. Eso fue el domingo.

La prensa ignoró con condescendencia las protestas, obvió en la medida que pudo las posteriores acampadas y se esmeró en pintar un retrato robot de manifestante calcado del tópico del hippy y el okupa. Fuera de las redes sociales, el 15M parecía no haber existido más allá de la pataleta incívica de un puñado de piojosos.

Las protestas pacíficas y multitudinarias han arreciado. Las imágenes de las plazas ocupadas, desalojadas y vueltas a llenar hablan por sí mismas. El malestar es real. La decisión de los individuos también. La coordinación colectiva ya no puede acallarse. Los medios transigen.

Hoy hay portadas, artículos de opinión, debates, intervenciones telefónicas serias de acampados en tertulias radiofónicas. Se ve que en España ya se han enterado de lo que fuera se está llamando spanish revolution. Sólo es miércoles.

Pepa Pertejo

Agradecimientos por esta estupenda aportación externa a La Tasca del Polaco.

martes, 17 de mayo de 2011

Despresurización informativa (o De como los medios nos engañan por omisión).



Seguro que todos conocéis la sensación que se tiene cuando se hace un viaje largo en avión. Cuando entras por la escalinata o el túnel de embarque te adentras en un microcosmos lleno de personas con el mismo interés que tú, llegar a su destino. Mientras dura la travesía lo más que puedes es fijarte en lo que hay dentro de cabina, o mirar por las minúsculas ventanas. El avión no es más que una pequeña mancha en el cielo difícil de distinguir desde la tierra y, cuando por fin bajas, ves que te encuentras otra vez ante el mundo. Y aunque sea en otro lugar, sigue siendo exactamente lo mismo.

Bien, pues esto es lo que ha ocurrido con las manifestaciones convocadas por Democracia Real Ya. Los que estuvimos en alguna de ellas sabemos muy bien como se desarrollaron y que la respuesta ciudadana fue multitudinaria. Como de momento no dispongo del don de la ubicuidad me limitaré a referirme a la que tuvo lugar en Madrid, siendo mis conclusiones extrapolables a las del resto de ciudades.

En este caso, nuestro 'avión' partió de Cibeles a Sol con un pasaje más que notable en términos cuantitativos, y cualitativos, como se terminaría viendo por las actitudes de los manifestantes. No extraña la escasa cobertura del evento por parte de los mass media, de hecho lo peor de todo es que a estas alturas nos parece normal.

La cabina de nuestra protesta permaneció estanca por decisión propia de los medios de comunicación, que bien dirigidos por sus intereses comerciales decidieron que su línea editorial no debía dar cabida a un movimiento ciudadano que refleja un sentimiento generalizado de hastío hacia una clase política afincada en el servilismo a las élites económicas. Ya no es una cuestión de discernir entre unos medios y otros en base a su orientación sociopolítica, porque cualquier atisbo de ideología ligada a la información ha muerto, la única ideología es el dinero. Todas aquellas manifestaciones informativas que vayan en contra de los intereses económicos son desdeñadas al instante. De esta manera se incurre en una doble infracción de la ética deontológica periodística: el desprecio sistemático hacia todos los manifestantes, puesto que era motivo de sobra para lograr un alto índice de impactos en los medios generalistas, y hacia las audiencias, ya que la manera de desvirtuar el interés informativo es flagrante.

Los primeros ecos de la actividad de las manifestaciones en estos medios supuestamente informativos se produjeron al día siguiente, enfocándose principalmente en la acampada espontánea que se había montado en la Puerta del Sol. Es tristemente cínico que ninguna de estas televisiones tuviera imágenes de la manifestación en sí. Debe ser porque no estuvieron.

Del asunto de la cobertura de la convocatoria en días previos no podemos hacer mucha valoración en términos de impacto, porque fue totalmente nula, no fuese a ser que a la gente le diese por ir. Esto nos da una imagen fidedigna de la radiografía de alineación de los mass media. No dudan en hacer la guerra por su cuenta para favorecer la psuedotendencia política que abrazan por amiguismos varios (es una tontería hablar de convicciones a estas alturas) pero cuando se presenta un movimiento que amenaza el establishment que garantiza su modelo de negocio corren a silenciar incluso lo evidente. Porque miles de personas llenando el trayecto que va de Cibeles a Sol durante horas, son una evidencia.

A estas alturas es poco útil hablar de teorías sobre los flujos y manifestaciones de la comunicación de masas, ya no nos encontramos ante algo como la Espiral del Silencio o la Agenda Setting, ni siquiera es la imposición del discurso dominante de manera obloigada y dirigida (no natural). Estamos ante actos organizados, premeditados y alevosos de delincuencia informativa que pretenden callar la voz de un sector de la sociedad que está en contra de la aceptación sumisa de un sistema que nos convierte en mercancías en manos de las élites financieras.

De la cobertura post-manifestación, ¿qué podemos decir? Casi mejor no decir nada, porque es lo mismo de siempre. Inexactitudes (voluntarias o accidentales), falsedades y errores de base. Para empezar, no fue una manifestación únicamente de jóvenes. A ella acudieron personas de todas las franjas de edad, incluídas familias con sus hijos pequeños y ancianos que no dudaron en unirse a la protesta. Del mismo modo que el término 'ansistema' se utiliza para catalogar cualquier tipo de acción ciudadana de un tiempo a esta parte. ¿”Proclamas antisistema”? ¿”Estética antisistema”? Que alguien me lo explique, por favor, porque la manifestación de Democracia Real Ya en Madrid fue marcadamente heterogénea y las proclamas que en ella se gritaron fueron lo mínimamente exigible en una tesitura como la que atravesamos.

Visto este comportamiento, me viene a la cabeza la locución pronunciada por Kevin Spacey en la película Seven, en la que explica cierta estrategia para obtener de manera inmediata la atención. Me pregunto si a estas alturas, la única manera será vernos obligados a "usar un mazo de hierro".



Mientras tanto, al otro lado de la cuerda, los políticos siguen con su campaña para las Municipales y las Autonómicas en un año en el que se han aumentado un 9% las subvenciones a los partidos para este menester mientras nosotros tenemos que sufrir ajustes y recortes porque hay que “apretarse el cinturón”. Deleznable.



Bien, pues una vez visto que se esfuerzan para mantener presurizada la cabina de esta protesta no vaya a ser que contagiemos a los que aún no se han enterado, sólo podemos decirles una cosa. El avión acaba de despegar, y el viaje va a ser largo, pero la mancha en el cielo que representamos será cada vez más grande, y eso no vais a poder esconderlo.

Dimitri

Agradecimientos:
Fotografía y Diseño, DRSO
Organización: Democracia Real Ya y Juventud SIN Futuro (Entre otras).

lunes, 18 de abril de 2011

Underground y publicidad: del oxímoron al hastío.




Hola yonkis de Internet. Me dirijo a vosotros una vez más para plantear un asunto que me llama la atención de un tiempo a esta parte, relacionado con el mundo de la creatividad publicitaria. Y parafraseando a Marianico 'El Corto' en “Una de zombis”, lo haremos comenzando por el principio, siguiendo por el medio y terminando por el final. Que se entienda, sin mierdas de flashbacks ni estructuras narrativas complejas.

La raíz etimológica de la palabra publicidad viene del latín "Publicus, -a, -um" , que significa "perteneciente a todo el mundo". Es decir, etimológicamente, la publicidad se refiere a la captación de un mensaje que pretende hacer algo público, es decir, acercarlo a la mayoría de estratos sociales posibles.

Hasta aquí, todo comprendido, si bien es cierto que el negocio publicitario no se basa en los aspectos etimológicos del término, sino en sus aspectos funcionales. La segmentación de los públicos en función de los modelos de negocio y los bienes y servicios ofertados es una realidad tangible en el sistema capitalismo postproductivo, basado en el consumo continuado, con un alto índice de rotación de los productos.

No es posible olvidar la simbiosis existente (por no decir dependencia) del negocio publicitario respecto al resto de negocios productivos. La publicidad crea intangibles, o al menos se encarga de mostrar las bondades de un producto concreto, que ayudan a la venta de este (nunca de manera determinante). Si no se vende, no se compran servicios de comunicación. Si no se compra comunicación, se suele vender menos. Y si no se vende, se cierra. Silogismo puro, o la pescadilla que se muerde la cola, como prefiráis.

Aquí es donde entra en juego la moda. No me refiero al concepto puramente sociológico, sino al de tendencia. En un sistema económico basado en el capitalismo de consumo, de bienes físicos, servicios y experiencias, la rotación de las modas es un elemento determinante para mantener bien engrasada la maquinaria de consumo.

No debemos olvidar que las sociedades occidentales desarrolladas son, sociológicamente, cada vez más postconsumistas. Con esto quiero decir, que muchas veces buscan la experiencia o el sentimiento asociado, más que el producto (lo que no quiere decir que el consumo pierda importancia).

De esta manera se instaura la emotividad como fuente de la creación publicitaria frente a la racionalidad como fuente de creación de realidad, la disyuntiva entre lo que vivimos y aquello a lo que aspiramos. La creación del sentimiento de pertenencia a un grupo referencial como necesidad exaltada.

En este punto entra en juego el coolhunting (caza de tendencias, para los castellanoparlantes). Es cierto que no todos los productos o marcas necesitan posicionarse estratégicamente mediante conceptos de transgresión de la moda establecida para favorecer otra que, por estar menos extendida, es mas cool, pero está claro que dado el valor de la diferenciación juega un papel primordial, sobre todo entre los target que van de la adolescencia a la juventud. Existen factores sociológicos y psicológicos para explicar la necesidad de un gran segmento de seres humanos de inmiscuirse en estos grupos referenciales, del mismo modo que otros individuos que se encuentran en el grupo que se intenta reflejar, han estado ahí desde siempre, y seguirán cuando la moda cambie.

Y ahora viene cuando la matan. Hace poco vi emitida en televisión la nueva campaña de una conocida marca de ropa deportiva que, en su línea de zapatillas, aprovecha la estética de la 'rave culture' para acercarse a los jóvenes que, una vez más, viven un fenómeno que no comprenden. Las 'raves' o 'free partys', lejos de lo que la gente pueda pensar, suponen toda una cultura asociada. Que la proliferación de este tipo de fiestas, muchas veces a cargo de personas que no comprenden lo que significan, haya llegado a calar en gran parte del público juvenil, ha supuesto la necesidad para esta marca de alinearse de esta manera con su target.

La moda ahora fluctúa de manera vertiginosa, y ahora toca ser alternativo, del mismo modo que el pseudo-rap irrumpió en anuncios de operadoras de teléfono o incluso alimentación. Se copia la estética de un movimiento cultural para que cool sea un concepto intangible asociado a la marca, muchas veces arrastrando por el suelo la propia cultura (el ejemplo claro es la aplicación de este pseudo-rap, en el que ni siquiera se contrata a un artista rap para hacer algo medianamente digno).

En el caso de la campaña de esta marca de ropa deportiva, unimos al ya mencionado ejemplo de transgresión para crear algo cool el hecho de que la 'rave culture' se basa en la ilegalidad (la prohibición es también algo morboso y guay), para crear una nueva campaña de publicidad dirigida a los jóvenes que, una vez más, de manera emotiva y nada racional, les inclina a necesitar un producto para sentirse parte de un grupo.

De este modo podemos ver como la comunicación publicitaria es capaz de dictar las necesidades en los individuos cada vez más dependientes de los mass media. La masa social puede cambiar de parecer, o aceptar ciertos comportamientos o estéticas simplemente porque la publicidad dice que eso ahora es no ya aceptable, sino necesario y objeto de deseo. El principal problema de este tipo de técnicas publicitarias es cuando se pierde el respeto y se vulgariza una cultura que para alguna gente es su día a día y el motivo de su trabajo. El desvirtuar algo digno y convertirlo en cutre y casposo (puesto que rara vez se cuenta con verdaderos representantes de esa cultura para la pieza publicitaria). De esta manera se mercadea con algo que muchas veces los propios creativos ni siquiera comprenden.

CUZ WE WERE UNDERGROUND BEFORE IT WAS COOL.

Ejemplo de prostitución de una cultura para fines publicitarios.




Ejemplo de una creación cultural al margen de la publicidad




Dimitri Dixit