martes, 9 de agosto de 2011

Verano al Sol y protección solar




El Ministerio cambió de Ministro y con él de registro. Si bien Rubalcaba no quiso mancharse las manos de cara a la carrera presidencial (no porque no estuviera deseando disolvernos a hostias), su sustituto, el señor Camacho, la 'ha liao parda'.

'Con dos cojones', debieron pensar él, y la delegada Carrión, ante el intento de las personas (me niego a llamarles 'indignados') que volvieron a Sol durante estos días. No bastó con impedir el acceso al mítico lugar madrileño, como si de un acto dictatorial o un estado de excepción no declarado legislativamente se tratase, tenían que sacar a cazar a los perros, porque tanto tiempo esperando con las cadenas puestas ya era demasiado y empezaban a impacientarse.

La cosa es que cargaron, y la cagaron. Igual es que entre 'perroflauta' y 'perro del Estado' prefiero lo primero, pero eso ya es cosa mía, supongo. Conclusión: 20 heridos (7 de ellos policías, como se empeñan en decir en los medios. Ni que eso les hiciera más persona que al resto). ¿Heridos dónde, en el orgullo? Porque llevaban escudos, cascos y porras. ¿O es que un arañazo ya es ser herido leve? Y mientras personas (no perros obedientes) con la cabeza sangrando.

Podría ser que el bombardeo previo con aviones de papel les dolió tanto que necesitaban resarcirse. Ahora nadie tiene la responsabilidad. Unos “obedecían órdenes de otros” y los otros “no les habían dado órdenes a los unos”. Y mientras tanto, la televisión ha tenido que hacer caso de una puta vez a lo que estaba pasando. Porque señores y señoras, manda huevos que para seguir informativamente todo esto se tenga que recurrir a una televisión latinoamericana.

“Doscientas personas no pueden paralizar una ciudad como Madrid” decía Rubalcaba. Teniendo en cuenta que los efectivos de antidisturbios estaban cifrados en 600 según la mayoría de los mass media (seguramente serían más) no me salen las cuentas, señor candidato. Hubiéramos tocado a 3 agentes por persona, creo que más que suficiente para reducirnos, apalearnos o matarnos, llegado el caso.

Es como cuando El Mundo dice cientos, que en realidad somos cientos, dependiendo de cómo se cuente, pero obviando que muchos cientos son miles. Esta insignificante ley de proporción matemática se lleva aplicando durante todo el movimiento 15M. No es que me moleste que lo ninguneen, porque eso da una visión muy clara de cómo tienen de apretado el culo, pero ya es una cuestión de honestidad, señores.

Lo de estos últimos días no es por la visita del Papa, no. Es por no quedar mal en ella. No se si viene en calidad de Jefe de un Estado irrisorio, o de líder eclesiástico haciendo una aparición financiada en parte por un Estado autodefinido como laico. Y ante el miedo al bochorno que supondría que nos comamos crudas a las juventudes católicas les entra el canguelo a los dirigentes españoles.

Bueno, en esto ya llega el surrealismo en plan exacerbado. Primero un comunicado del SUP (Sindicato Unificado de Policía) diciendo que no pueden hacer frente al movimiento, que les parecen legítimas sus protestas, pero que cuiden las formas. La misma noche, las cargas policiales en Madrid. El día siguiente directamente se abre el acceso a Sol de nuevo. Quizá las reacciones empiezan a hacer temer que a la gente le de por tirar piedras y palos en lugar de aviones de papel.

Después viene lo de Málaga. No voy a ahondar en este tema pues ya han corrido ríos de tinta tanto de un lado como de otro. Pero vamos, que siguen encumbrándose.

Hablaba el otro día con Rubén, un amigo que suele tomar cervezas en esta tasca y un habitual de las protestas. El planteamiento venía siendo el mismo en ambos. Intentar explicarles de manera calmada y respetuosa a los antidisturbios que no tenemos miedo, que no vamos a retroceder, y que si se empeñan ellos (o sus jefes) en proteger a las élites del sistema en lugar de al pueblo al que se deben, vamos a ser muchos más de los que creen los que estaremos encantados de hacer saltar sus cascos y sus escudos quebrarse. Y que nos crean por su bien, porque somos muchos más que ellos. Esto no es una amenaza, ni mucho menos. Creo que el término técnico es un “uso razonable de la fuerza disuasoria”. (Eufemismos sabemos usar todos. Gobiernos de turno y mass media: apúntenselo).

Y en esto coge Londres y estalla, se quema, arde... London's on fire! Y claro, las empresas, la UE, los organismos supranacionales y los mercados internacionales, se acojonan. Resulta que sólo son vándalos que llevan a cabo saqueos. Nadie viene a explicar la desigualdad social que tiene lugar en la principal capital bursátil europea. Nadie dice cómo mientras se gasta una cantidad de dinero público ingente en infraestructuras para los JJ.OO. de 2012, se aumentan exponencialmente las matrículas universitarias, negándole así estudios superiores a las personas que no puedan costear lo que en España costaría una universidad privada, por poner un ejemplo de dominio público en cuanto a los recortes sociales producidos en el Reino Unido durante el último año. Nadie se refiere, por supuesto, al número de personas que han muerto en dependencias policiales en los últimos años, o por el uso de la fuerza de los cuerpos de seguridad británicos.

De la misma manera, oigo en los informativos de Cuatro que la saga de videojuegos GTA podría haber alentado la respuesta violenta de la población y que el servicio de mensajería de Blackberry hace que para la policía sea imposible anticiparse a la coordinación de lo que los medios ya califican de movimiento criminal totalmente organizado. Vale, ahora entiendo por qué saqueaban las tiendas de electrónica: necesitaban Blackberrys para organizarse y Play Stations para entrenar. Está clarísimo.

Mientras tanto, en España nos pegan y nosotros seguimos llevándoles clavelitos blancos a los señores policías, que al fin y al cabo, sólo hacen su trabajo. Y es que somos una 'revolución pacífica'. Y una mierda revolución. Somos el producto de un bienpensantismo de carácter progre que supedita nuestras protestas al mero nivel de cosquillas institucionales. A veces ni siquiera eso, puesto que como ha quedado demostrado por la cobertura informativa, para saber uno algo de lo que estaba pasando en Sol a tiempo real, se tenía que conectar vía Internet a una televisión venezolana.

Y es que mientras el sistema no se sienta realmente amenazado, mientras el ritmo de vida de las élites no se vea en verdadero peligro, mientras no tengan más cojones que escucharnos, por las buenas o por las malas, porque no les quede más remedio, aquí no hay 'tu tía' señores.

Por cierto, y como último apunte al margen. La Comunidad de Madrid aumenta un 50% las tarifas de transporte público urbano mientras que a los apuntados a las Jornadas Mundiales de la Juventud les ofrecerá un abono con un descuento del 80%. Con dos cojones.


Dimitri Ryznard.

1 comentario:

  1. Cierto, polaco Dimitri, cierto. ¡Pero qué difícil ecuación! ¿Sin hostias no tiene remedio? ¡Con ellas -ya lo ves-, tampoco!

    Va a ser por eso por lo que viene el Papa: ¡las hostias corren a su cargo!

    PD. A ver si te prodigas más por aquí, que se echan de menos tus análisis peleones.

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