viernes, 18 de marzo de 2011

PerDiodismo (o PerDIOSisimo) Deportivo.


Eduardo Inda, director del diario Marca (Fuente: Google)



De todos es sabido que los medios de comunicación siguen líneas editoriales que dictan los contenidos y el tratamiento que se le da a los temas en función de los intereses del grupo empresarial y no de la libertad de prensa del redactor (de esto hablaremos en otra ocasión, ya que es interesante el fenómeno por el que, cuando tenemos derechos para decir cualquier cosa, no podemos hacerlo porque no le interesa al que nos paga). Pero existen en la estructura mediática española ejemplos continuados y sistemáticos de mala praxis periodística.

En cierta ocasión un profesor al que le tengo mucho aprecio me dijo que los periodistas deberían estar colegiados (como médicos o abogados). Que estos señores den gracias de no estarlo, porque cualquier día les crujían. La impunidad del mal periodista ha llegado hasta cotas insospechadas. No ya legislativamente, sino dentro de la propia estructura empresarial de los medios.

Creo que a nadie le pillará muy desubicado el caso “Lidia Lozano”, cierta redactora de una cadena de televisión generalista que emuló a Jesucristo resucitando en directo a la hija de un conocido artista. Sólo le faltó ponerla a caminar como Lázaro, o cabalgando como El Cid, pero se ve que en producción no tenían cuerda suficiente para hacer una marioneta tan grande. Curiosamente, en el medio de comunicación que le pagaba la nómina, tampoco tuvieron cuerda suficiente para ahorcarla, profesionalmente hablando. Igual es que el caché de las madres de hijas de toreros no deja dinero para material fungible. Y lo que me preocupa más aún, ¿tendrán bolígrafos los redactores? Eso explicaría muchas cosas.

He intentado ser correcto hasta ahora apelando a connotaciones en lugar de a denotaciones, pero que coño, no puedo resistirme. A mi me gusta comparar a Telecinco con una planta de procesado de residuos: Tienen un modelo de negocio que se sostiene gracias a la basura de la sociedad, reciclan todo lo que pueden y excretan al olvido lo que ya no pueden explotar de ninguna manera.

No hay que ser un lince para ver por dónde va la analogía. El periodismo deportivo cada vez peca más de los vicios del tertulianismo rosa (llamarlo “del corazón” me produce arritmias). Por si no fuera suficiente con el resto de malas costumbres adquiridas por el periodismo general y el deportivo en particular, ahora también hay que hacer un máster en verdulería para ejercer.

Que el el forofo deportivo deja entrever, si no las muestra de manera desinhibida, sus más bajas pasiones cuando se le menta a su equipo para bien o para mal, es un hecho social bien documentado. Todos hemos presenciado la típica discusión de bar en la que un taxista y un albañil, por poner como ejemplo un fenotipo social español creíble, ensalzan o crucifican a personalidades del deporte a discreción con más vehemencia que argumentación lógica.

Esto, que no es más que el pan nuestro de cada día, que es perfectamente comprensible, aceptable y justificable no tiene ningún tipo de efectos nocivos. Es más, despellejar a la gente es un entretenimiento típicamente español que además es muy sano; por algún lado tendremos que descargar. El problema viene cuando los periodistas ejercen de de esta manera fuera del bar, estando de servicio, en una redacción o un plató de televisión.

En esta tesitura nos encontramos, señores. El periódico con más difusión de España no pasa de ser un sainete que puede resultar cómico leído con criterio y pensamiento crítico, pero poniéndonos serios, la verdad es que da miedo. No hablo ya de los errores de estilo (no se si tendrán corrector), las faltas de ortografía y erratas o los fallos de maquetación. Cuando digo que asusta me refiero a su línea editorial y el tratamiento de la información. De hecho, la última vez que fui a la biblioteca habían cambiado el Marca de la hemeroteca a la sección de ciencia ficción.
No voy a entrar a evaluar todos los errores que he ido apuntando religiosamente y refiriendo en sendas cartas al director al señor Eduardo Inda (si algún profesor de periodismo suyo lee esto que contacte conmigo, por favor, empiezo a dudar que haya cursado estudios relacionados). Ya escribí de eso hace tiempo, y tampoco quiero repetirme demasiado, arremeteré sólo contra el motivo de indignación que me ocupa ahora mismo.

El martes, 15 de marzo de 2011, el diario Marca publicaba una carta al director bajo el título “El dopaje y el rendimiento deportivo del Barcelona”, escrita por Alejo Ledo, un lector del diario afincado en Lugo. En la misma, este aventurado lector afirmaba categóricamente que los jugadores del Fútbol Club Barcelona se dopan de manera sistemática y que su plus de forma física se debe a eso, que es una evidencia (todo esto sin aportar ningún tipo de documentación que le respaldase). Son acusaciones muy graves de una persona que seguramente no tenga en cuenta que eso puede ser catalogado de injurias y calumnias. Pero eso no es lo realmente importante, cafres hay en todos los sitios, animalico...

El problema viene cuando un diario promadridista que últimamente está perdiendo el norte gracias a su genial equipo de dirección y, por orden cronológico, saca un reportaje en dos días sobre lo supuestamente fácil que es doparse con impunidad en la Liga BBVA, después se hace eco de las declaraciones de la Cadena Cope, y finalmente sirve de altavoz a Don Alejo, un especialista en en medicina deportiva de referencia y experiencia contrastada (nótese la ironía). Evidentemente, los vacíos legales del tipo “el programa no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus tertulianos” hacen que Marca no tenga ninguna responsabilidad judicial sobre la publicación de ese contenido, pero si deberían tener, al menos, responsabilidad periodística, ética corporativa, o como quieran llamarlo, si es que conocen algunos de esos conceptos.

Para la gente que no sepa como funciona lo de las cartas al director, ahí va. El periódico se reserva el derecho de publicar o no la carta, y además de editarla por exigencias de espacio o corrección. Visto esto y amparado en la capacidad de elección del diario Marca, tienen la misma responsabilidad de haberla publicado que la persona que la ha escrito por enviarla. De hecho, tienen más responsabilidad, ya que los periodistas están en la obligación ética y legal de informar de manera veraz.

Del mismo modo paso a extractar parte de una carta enviada por mi parte al diario Marca en su día:

“En la página seis del número del jueves 4/11/2010, en la columna de Jose Vicente Hernáez, titulada "Con perdón", su redactor califica el arbitraje del A.C. Milán - Real Madrid como un "brutal atentado contra los derechos humanos". No se si este hombre, que alcanzo a suponer que es licenciado de Periodismo y tiene una dilatada trayectoria profesional, ha oído hablar de Ruanda, Darfur, Srebrenica o siquiera del pueblo kurdo. Calificar el arbitraje de cualquier partido, por nefasto que sea, como un "atentado contra los derechos humanos" es, además de un error profesional, una falta de respeto y un motivo más que suficiente para ponerle a caer de un burro. (Por mucho que se puedan escudar desde su medio diciendo que las opiniones son libres y que dotan de libertad de prensa a sus redactores). Respecto a lo de "brutal", queda decir que a los que hemos estudiado periodismo, se nos ha enseñado a no utilizar los adjetivos a la ligera. Si de por sí la anterior calificación sobre el arbitraje ya es una desfachatez de bulto, este añadido termina de rematar la faena.”

Si el Marca puede calificar un arbitraje futbolístico como un “brutal atentado contra los derechos humanos” yo puedo calificar sin que me tiemble el pulso al diario Marca como un EJEMPLO CLARO DE TERRORISMO INFORMATIVO.

Del mismo modo que tengo que decir que un periódico que tiene en plantilla como colaboradora a Leticia Sabater me inspira poca confianza informativa, supongo que he de agradecerle al señor Inda que Santiago Segurola, Pau Gasol y Don Alfredo Di Stefano mantengan la seriedad y la cordura.

Y ya puestos a subirnos al rollo de lo bizarro no puedo evitar mentar a Intereconomía y el programa Punto Pelota (emitido en redifusión la mañana del miércoles a eso de las 6:00 h.), conducido con mayor o menor gloria por Josep Pedreroll. Ver a una pandilla de periodistas, o personas que dicen serlo, entre ellos Tomás “Cochinillo” Roncero, poniéndose a hablar de catalanismo o españolismo, es algo que me lleva al éxtasis. Entiendo que estos periodistas venden más y que por eso yo estoy en paro, pero de ahí a que me dejen en paro cardíaco, media un océano. Ojiplático me encuentro.

Tras ilustrar con estos ejemplos mi argumentación me voy a permitir una frivolidad, ya que están tan asumidas en la profesión de un tiempo a esta parte. Para cerrar como hemos abierto, intentaré hacer una fusión entre la crónica rosa (me niego a llamarlo periodismo) y el periodismo deportivo actual. Después de las últimas declaraciones de Esperanza Aguirre sobre Mourinho sólo puedo pensar dos cosas: ¿Le está tirando los trastos o es simplemente que le agradece que además de desviar la atención y la presión de sus jugadores, también descargue de importancia al resto de temas de actualidad que de verdad tendrían que tener en cuenta los votantes madrileños?

PANEM ET CIRCENSES (Y CADA VEZ MENOS PAN).

Ah sí, y ahí va también lo dicho recientemente por Pepu Hernández, ex seleccionador nacional de baloncesto: "Me hubiese gustado ser periodista... pero no deportivo"

Por último, desde aquí quiero mandarle un abrazo muy fuerte, esté donde esté, al grandísimo Andrés Montes por los buenos ratos que nos brindó a todos. Un periodista deportivo al que nunca le hizo falta tirarse al barro para dar espectáculo.

Dimitri Ryznard.

lunes, 14 de marzo de 2011

Compra de todo, vende tu alma.


Los últimos días los temas estrella en la actividad informativa vienen siendo la crisis desatada en Libia contra el gobierno de Gadafi y el lanzamiento del I-Pad 2, el nuevo producto de Apple que pasa por ser una revisión mejorada de la primera versión.

No hace mucho leí en Twitter un post que decía algo como “No me hables de Libia, acaban de presentar el I-Pad 2”. Lo que presumo que pretende ser un una caricatura de la situación realizada por una persona que se de sobra que es inteligente, se convierte una ves más en un fiel retrato de la realidad social en la que nos encontramos.

Visto esto, que al fin y al cabo no es más que la consecuencia lógica de un sistema de producción y consumo establecido, sería conveniente exponer ciertos asuntos que nos ayudarán a comprender mejor la situación que nos toca vivir.

Capitalismo de consumo:

En primer lugar nos referiremos al sistema organizativo que rige las transacciones en la gran mayoría del mundo actualmente: el capitalismo. Esta doctrina económica tiene varias vertientes y ha sufrido muchas evoluciones a lo largo del tiempo, pero lo que hoy nos interesa es el llamado capitalismo de consumo.

El sistema capitalista de producción potenció a las empresas favoreciendo el desarrollo del sector industrial, más aún tras el final de la II Guerra Mundial, pero no es el que impera actualmente. Con la creación de la producción masificada se produjo además la necesidad de favorecer la accesibilidad de la base poblacional a los bienes de larga duración, que anteriormente sólo estaban al alcance de ciudadanos con una alta capacidad adquisitva. De este modo proliferó la concesión de créditos al consumo, lo que transformó el sistema económico de manera aparentemente no sensible, pero estructuralmente radical. Como veremos más adelante, este cambio fue significativo para explicar la situación financiera que vivimos a día de hoy.

En base a esto la estructura económica cambia profundamente. Se favorece el consumo de la gran mayoría de la población, que contrae deudas (con intereses) con la banca privada. De este modo se institucionaliza la usura que, a su vez, favorece el desarrollo empresarial con la inyección de capitales que de otro modo sólo estarían al servicio de las élites (que curiosamente son los dueños de las grandes industrias y la banca privada).

La mayoría del mundo que entendemos por desarrollado se encuentra en una fase de economía consumista o postconsumista. Lo que no podemos olvidar es que aunque una realidad cultural se encuentre enmarcada en el segundo grupo por su contexto de comportamiento global, esta no deja de funcionar como fuerza de consumo ya que el postconsumismo, más que una ruptura con la corriente consumista, significa una asimilación implícita de la primera con añadiduras emocionales y cambios valorativos.

De este modo la estructura económica cambia. Las empresas producen, venden y pagan los salarios. Los asalariados (a nivel global) consumen y retroalimentan el circuito generando beneficios para las empresas. En una dinámica capitalista normal, la empresa es un ente que genera beneficios y los asalariados sólo cobran un sueldo por su fuerza de trabajo, por lo que mediante las plusvalías, cada vuelta dada a este circuito genera un beneficio neto para la entidad, mientras que las personas siempre tienen un nivel de gasto por su dinámica de vida.

Así pues, se conforma un sistema económico basado en ese feedback, se les da a las personas fuerza monetaria para consumir, y se favorece el consumo mediante el dinero a crédito. Este es un doble negocio, ya que genera beneficios para las empresas productivas, pero también para el entramado financiero. Para que el modelo se mantenga es necesario que se siga consumiendo, a ser posible, cada vez más. Aquí es donde entran en juego la publicidad y la obsolescencia programada.
Entendemos por obsolescencia programada el fenómeno por el cual las empresas tienen planificada la vida del producto no en función de la excelencia en el proceso de calidad, sino basándose en una duración máxima que genere una nueva necesidad en el futuro. De este modo los modelos de fabricación favorecen el alto índice de rotación y obsolescencia de productos que en un primer momento deberían ser de larga duración, o al menos estaban diseñados para eso en su concepción original.

Obsolescencia programada:

Existen infinidad de ejemplos actuales que nos pueden ilustrar de manera práctica para comprender mejor este fenómeno, pero me limitaré a exponer uno muy significativo: El consumo de cáñamo por la industria textil se fue sustituyendo paulatinamente por el de otras fibras menos robustas, como el algodón, para reducir la duración de las prendas fabricadas y generar así una mayor tasa de consumo entre la población, además de un consumo periódico asegurado.

Para entender mejor este fenómeno industrial podemos echarle un vistazo a un genial documental realizado por Osima Dannoritzer y coproducido por RTVE.

COMPRAR, TIRAR, COMPRAR (Documental sobre la obsolescencia programada) : http://www.youtube.com/watch?v=QosF0b0i2f0

Pero la obsolescencia programada no se basa sólo en reducir la vida útil de los bienes de consumo que compramos, existe otro factor determinante que favorece el alto índice de rotación de los productos: la moda.

En este escenario entenderemos la moda, por llegar a un concepto simple y funcional, como la tendencia o pauta de comportamiento que la mayoría de una sociedad o cultura tipo sigue en diferentes aspectos de la vida de las personas. Además, la moda forma parte de los procesos de integración de los individuos en las sociedades a las que pertenecen, por lo que es un factor muy importante en el sentimiento de pertenencia al grupo.

En este proceso han tenido un gran peso los medios de comunicación masiva y la comunicación comercial. El gran éxito de la publicidad reside en la capacidad que ha demostrado a la hora de generar necesidades en un primer momento inexistentes. Es decir, favorecer el ansia de los individuos por poseer ciertos bienes. De este modo la concepción misma de las sociedades de consumo se ha transformado a través de la comunicación provocando no sólo nuevas necesidades, sino haciendo que escojamos entre productos análogos en cuanto a prestaciones sólo por su diseño o la marca que los fabrica.

Esta tendencia que genera la competencia de libre mercado entre las diferentes empresas, hace a su vez que la innovación para desarrollar nuevos productos, aunque sea sólo a nivel de diseño, haga quedarse obsoletos a los bienes de consumo que ya poseemos. Así pues, una nueva corriente estética o moda puede hacer que productos en perfectas condiciones de uso sean relegados al baúl se los recuerdos, si no a la basura, para ser sustituidos por una versión posterior de los mismos.

Recurriendo a un aforismo del sector publicitario recogido por Álex Grijelmo, director de la Agencia F, en su libro La Seducción de las Palabras, diremos que “la publicidad no vende productos, sino que compra clientes”. Esto debe ayudar a que podamos hacernos una idea de cual es el propósito de la comunicación comercial y cómo esta puede influir en los consumidores haciendo que los productos se queden obsoletos por mera convención social y no por desgaste.

Un claro ejemplo de la obsolescencia de los productos por su diseño se encuentra en el sector textil, la competencia entre diferentes marcas hace que sus diseños se adapten cada vez más las nuevas modas que influyen en la sociedad. En el enlace subsiguiente se puede apreciar los diseños de una conocida marca deportiva que ha tomado como motivo decorativo la gran importancia que tienen actualmente las redes sociales e Internet. Que cada cual juzgue como más le convenga.

http://www.fayerwayer.com/2011/02/zapatillas-deportivas-nike-a-la-google-twitter-y-firefox

De igual manera podemos tener en cuenta una teoría personal no documentada pero con ciertos indicios que justifican al menos su verosimilitud, no su veracidad. En periodos de crisis económica como el que atravesamos, las grandes marcas (sobre todo las de bienes tecnológicos y de larga duración) adelantan el lanzamiento al mercado de nuevas versiones de sus productos que dejan aparentemente obsoletas a las anteriores. Esto les proporciona una doble ventaja mercantil, mientras que los consumidores premium siguen teniendo dinero para adquirir los nuevos lanzamientos, las versiones antiguas se abaratan haciéndose accesibles para los clientes menos pudientes.

Negocio financiero:

Una vez explicadas las dinámicas que se producen dentro de una sociedad capitalista en la que el consumo continuado es el motor del sistema económico por fuerza tendremos que adentrarnos en el trasfondo de esta situación y las implicaciones que este tiene. Como señalamos antes, uno de los principales catalizadores del volumen de compra del ciudadano son los créditos al consumo ofrecidos por las entidades bancarias. No es necesario que nos refiramos a la financiación hipotecaria de una vivienda o de un vehículo, se ofrecen préstamos de menor cuantía para adquirir bienes o servicios.

Aquí es donde entra en juego lo que procederemos a llamar dinero ficticio. Aplicaremos este término a los intereses que la deuda contraída con el banco genera, y que tenemos que saldar a cuenta del dinero que se nos ha prestado. Existen diversos sistemas de gravamen por intereses, tantos como entidades bancarias o productos financieros de crédito, pero el fundamento es el mismo.

Un paso que va más allá de los créditos al consumo dados por las entidades bancarias en las que tenemos una cuenta, o domiciliación de recibos o nómina, es el de los servicios de tarjetas de crédito ligados a una cuenta bancaria que puede ser de otra entidad. Aquí entra en juego el modelo de negocio de empresas como Citibank, por decir una sobre la que es fácil encontrar información.

Citibank, además de otra serie de servicios bancarios, ofrece la posibilidad de contratar tarjetas de crédito de diversa índole. Con ellas, los usuarios pueden acceder automáticamente a una línea de préstamo que oscila en función de sus ingresos y que va aumentando paulatinamente, según vayamos necesitando más crédito. Los intereses de estas tarjetas son presentados por sus comerciales en cifras mensuales. Lo que se guardan de indicar es que el porcentaje de interés es acumulativo, y que llega a alcanzar más del 20% anual.

La entidad permite además fragmentar el pago en condiciones aparentemente ventajosas, pero es porque su modelo de negocio se basa en prolongar más y más la deuda del cliente, aumentando así los intereses sobre ella de manera exponencial. Por tanto, se añaden nuevos intereses no sobre el valor dinero, sino sobre el valor tiempo. Es por eso que la deuda crece sobre valores ficticios y no ya sobre dinero real que hemos pedido prestado. De este modo puede darse la situación de que la cuota de pago que ejercemos sea en mayor medida para compensar intereses, que para devolver el dinero que nos ha sido concedido a crédito.

Este es sólo un ejemplo de la economía especulativa de futuribles. Se establecen valores de interés sobre opciones de consumo a años vista, como ocurre también en el mercado energético. Con esta organización financiera se favorece el endeudamiento de los individuos a largo plazo, lo que significa más beneficios reales de la banca sobre lo que hemos aceptado llamar dinero ficticio.

Existe un ejemplo especialmente claro dentro de la legislación y el marco económico de España, que es el que afecta a los préstamos hipotecarios. Recientemente, una sentencia de la Audiencia de Navarra daba por saldada la deuda con la entidad bancaria tras entregar las llaves del bien inmueble. Posteriormente, esta sentencia fue anulada y los dos partidos políticos mayoritarios (PP y PSOE) rechazaron la propuesta de IU de que se obligase de manera legislativa a la banca a que la entrega de la vivienda liquidase la deuda contraída. A continuación se exponen enlaces a piezas informativas sobre el tema por orden cronológico (seleccionadas al azar):

http://www.elpais.com/articulo/economia/juez/avala/primera/vez/devolver/piso/liquida/hipoteca/elpepueco/20110126elpepueco_12/Tes
http://www.publico.es/espana/345222/iu-propone-que-las-hipotecas-se-cancelen-entregando-la-vivienda
http://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/2845718/02/11/3/PSOE-y-PP-rechazan-obligar-a-la-banca-a-que-la-entrega-del-piso-salde-las-hipoteca.html

Este es sólo un ejemplo de la importancia de los bancos en los países que llamamos desarrollados y democráticos. Representan un gran polo de poder e influencia sobre los gobiernos de cualquier tendencia ya que, o tienen invertidas fuertes sumas de dinero en sus campañas (de hecho las tienen distribuidas en las campañas de todos los candidatos para asegurarse la influencia) cuando la legislación permite un gran volumen de donaciones, o los mismos partidos políticos dependen de las entidades bancarias para renegociar los créditos que han obtenido a lo largo de los años y a los que no les pueden hacer frente. Eso sin olvidar que, de la misma manera, la banca privada es la encargada de ofrecer préstamos a las empresas para que estas puedan acometer ciertas operaciones, por lo que se crea una doble relación de dependencia: se convierten en pieza indispensable del sistema económico y además se benefician de él a corto, medio y largo plazo entrando en el terreno de lo que catalogamos anteriormente como dinero ficticio.

Sobre este mercado de intereses futuros condicionados por el tiempo se gestaron también los productos bancarios que presuntamente fueron uno de los principales factores que provocaron la crisis financiera mundial. Las hipotecas subprime (préstamos de alto riesgo riesgo a un interés más alto de lo normal, de carácter normalmente hipotecario) y la especulación favorecida por grandes capitales privados y hedge funds de grandes entidades bancarias dieron paso a una caída en cadena de los mercados (consecuencia lógica de la globalización económica).

Información sobre hipotecas subprime: http://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_las_hipotecas_subprime
Información sobre los hedge funds:
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-89824-2007-08-17.html

Este fenómeno global que a su vez ha provocado la quiebra y la necesidad de ayudas públicas de numerosas entidades bancarias, ha traído consigo una consecuencia paradójica. El sistema financiero es un producto directo de una economía capitalista de libre mercado pero, en el momento en el que los rigores de este modelo les han pasado factura, han sido rescatados con dinero público.
En un tejido empresarial como el español en el que las pequeñas y medianas empresas generaban el 89% de los nuevos empleos en 2006 y más de el 50% del empleo total en 2010, ¿qué pueden pensar todos aquellos que tuvieron que cerrar sus negocios familiares cuando los propios estados evitan que el libre mercado regule el sector financiero? Las conclusiones, como siempre, las sacan ustedes.

Información sobre la importancia de la Pyme en España:
http://www.educaweb.com/noticia/2006/04/10/pymes-generan-89-total-empleo-espana-11172.html
http://blogtrabajos.com/el-mayor-porcentaje-del-empleo-disponible-en-las-pymes/
http://www.sage.es/radiografiadelapyme2010/Radiografia_de_la_pyme_2010.pdf

En esta tesitura, la tónica reinante en el sistema financiero privado (entre las entidades que no han presentado pérdidas) es seguir pagando bonus millonarios a sus directivos. Cuando los planes de austeridad escogidos o impuestos sobre ciertas economías obligan a la persona media a renunciar a muchas cosas para poder seguir comiendo, cuando muchas de estas personas pierden su medio de vida al quedarse sin empleo, la banca privada sigue ganando dinero.

Dado que en el sistema económico en el que nos encontramos, las empresas son entidades cuyo fin último es generar beneficios económicos, no diré que esto sea malo. Lo indignante es que la banca privada, defensora a ultranza del liberalismo y la autorregulación de los mercados no se rija por esas mismas doctrinas en sus momentos de dificultad. Muy al contrario, los gobiernos rescatan negocios privados con dinero público, cuando lo justo sería que ese dinero se invirtiera en asegurar la supervivencia mínima de ciertos colectivos sociales y dejar que los negocios financieros que han ejercido de mala manera quiebren.

De este modo se sigue perpetuando su modelo de negocio, dándoles además patente de corso para seguir ejerciendo las tropelías que tienen por costumbre. Además de demostrarse que pueden seguir actuando de manera abusiva sin miedo, se siguen engordando sus cuentas de beneficio con lo que hemos decidido llamar dinero ficticio, todo ese margen de interés que se genera mediante el crédito y que tanto les interesa mantener durante el mayor tiempo posible. Así pues, nos encontramos en un periodo de esclavitud moderna, puesto que además de trabajar para nuestros respectivos jefes, trabajamos para el banco. Vivimos encadenados a lo que consumimos, puesto que somos capaces de arrodillarnos (figurada o literalmente) con tal de mantener un puesto de trabajo que nos garantice una nómina a primeros de mes, y poder comenzar así otra vez el juego del consumo.

“Detrás de cada gran fortuna hay un delito.” Honoré de Balzac

“Y si la usura no es delito, que baje Dios y lo vea.” Dimitri Ryznard


Dimitri Ryznard

miércoles, 2 de marzo de 2011

Si Pasteur levantase la cabeza... (pio pio que yo no he sido).



Me dirijo a vosotros para comentaros un asunto que últimamente me tiene escamado. No es flor de un día, dado que en los últimos años hemos visto cómo se ha creado alarma social a nivel sanitario tanto con la Gripe Aviar como con la Gripe Porcina, enfermadades que realmente nunca han llegado a convertirse en una pandemia como preveía la Organización Muncial de la Salud (OMS).

En primer lugar quisiera remarcar que la OMS depende directamente de la Organización de Naciones Unidas (ONU), un organismo que, pese a ser el adalid de la buena voluntad y los derechos humanos a lo largo y ancho del mundo, responde a intereses económicos y políticos, muchas veces no demasiado transparentes, por no decir ilegales. No ahondaré en esta cuestión, los que quieran hacerlo pueden leer el libro de Eric Frattini “ONU: Historia de una corrupción”, el cual encontrarán muy interesante.

Una vez hecho este apunte, para que cada cual saque sus propias conclusiones, procederé a explicar el motivo de mi digresión:

Después de que una gran parte de la población se vacunase “religiosamente” contra estas plagas apocalípticas que iban a acabar con la humanidad de un plumazo, generando pingües beneficios para las farmacéuticas que desarrollaron dichas vacunas, se ha visto que la preocupación que se debía tener por semejantes enfermedades era más bien poca.

Podemos recordar el episodio de debate entre PP y PSOE durante esta legislatura referente al número de dosis de vacunas que se debían comprar para garantizar la cobertura a los grupos de riesgo (asunto que por cierto trajo cola en los debates políticos). Después de que los Estados adquiriesen números ingentes de estos medicamentos, deberíamos pararnos a analizar cuántas personas sufrieron la enfermedad. Tomemos como ejemplo España, que es lo que mas cerca nos toca.

Visto esto, podemos concluir que la relación entre pacientes y beneficios de las farmacéuticas no es precisamente proporcional, lo cual me lleva a pensar que la amenaza real no se corresponde con la difundida por la siempre bien engrasada maquinaria de los medios de comunicación de masas al servicio de los capitales privados o de los gobiernos (también al servicio de los capitales privados).

Debemos tener en cuenta que la financiación de las campañas electorales de países con sistema presidencialista, entre ellos EE.UU depende en gran medida de las aportaciones y donaciones de capitales privados. En este punto, las grandes empresas farmacéuticas tienen mucho que decir, ya sea sobre el opio de Afganistán (materia prima para medicamentos opioides), como sobre la erradicación o el control de enfermedades en África. Sus grandes donaciones (en muchos casos a ambos partidos) les aseguran la devolución de favores gane quien gane las elecciones finalmente. En resumidas cuentas, un negocio redondo.

No tenemos que echar un vistazo al mal llamado Tercer Mundo (este es un término que se acuñó para definir a los países que no estaban del lado de ninguno de los dos bloques durante la Guerra Fría). En nuestras sociedades desarrolladas existen enfermos ignorados por estas compañías, ya que el desarrollo de la cura para sus enfermedades no resulta rentable, dado el bajo índice de incidencia sobre la población. Es decir, una condena a muerte amparada en la ley de libre mercado. Además, nos encontramos en un sistema capitalista basado en el beneficio, en el que un enfermo crónico, medicado de por vida, es mucho mas rentable que una cura definitiva para su enfermedad.

Tras exponer esto, procederé a explicar mi situación. Me encuentro encamado con casi cuarenta de fiebre, sin explicación médica aparente salvo “un proceso vírico”. Este mismo cuadro lo presentan muchísimas personas en estas fechas, a los hechos me remito. No he tenido fiebre en los últimos cuatro años (la última vez por una infección bacteriológica perfectamente documentada). Veo como uno tras otro, mis allegados van contrayendo este virus y, casualidades de la vida, necesitando medicación en abundancia para sobrellevarlo y finalmente superarlo. Me pregunto qué mal es el que me mantiene enfermo, si ni siquiera los médicos son capaces de darme una explicación. Lo único que sé, es que las compañías que fabrican y distribuyen medicamentos se estarán frotando las manos antes de comenzar a contar el dinero.

Mi principal pregunta es: ¿Quién puede asegurarnos que empresas privadas que se lucran distribuyendo remedios para enfermedades, no crean enfermedades para después distribuir remedios?

En una época en la que se intenta erradicar el término Social de la Responsabilidad Social Corporativa, me gustaría saber cuáles son las políticas de RSC que llevan a cabo las compañías farmacéuticas. Está claro que, desde luego, no son las que llevan a erradicar enfermedades entre la humanidad, puesto que sería eliminar nichos de mercado.

No podemos olvidar que en la época postconsumista que vivimos en los países del orbe de economías desarrolladas, la fuerza de venta de los productos y los beneficios de las grandes compañías se basan en la creación de necesidades. Blanco y en botella.

Para concluir, me es imposible evitar el silogismo con el caso de Victor Bout, el supuesto traficante de armas al que se le apoda “El Mercader de la Muerte”. Bien, habría que conocer muchas verdades que se escapan a nuestro alcance para saber quiénes son los verdaderos Mercaderes de la Muerte.

Como último apunte, en un mundo de capitalismo voraz en el que, cada vez más, todos los servicios que deberían ser públicos se privatizan con una desfachatez asombrosa, abogo por nacionalizar las farmacéuticas mucho antes que la banca, ya que la fuerza económica de un estado tiene el mismo, o mayor poder para la investigación que la del capital privado.

“LA AMBICION SUELE LLEVAR A LOS HOMBRES A EJECUTAR LOS MENESTERES MAS VILES;POR ESO PARA TREPAR SE UTILIZA LA MISMA POSTURA QUE PARA ARRASTRARSE…” J. Swift

Dimitri Ryznard dixit.